Capitulo 23 - El mundo del reves

Depende de ti. Esas habían sido las palabras de Dani, las ultimas que había dicho antes de verle salir por la puerta de mi casa sin mirar atrás. Todo dependía de mi, su felicidad o la de Xabi, las dos dependíande mi respuesta. La respuesta que todavía no había dado. No había hecho falta hacerlo, mi silencio lo había dicho todo.
Todavía me parecía irreal lo que había pasado. Discutir de esa manera con Dani sin venir a cuento, que Xabi hubiera aparecido en el momento justo para que las cosas empeoraran aun mas...
Es posible que si Xabi no hubiera estado en ese momento, si no hubiera entrado tan derrepente, las cosas hubieran ocurrido de otra forma. Puede que solo se hubiese quedado en una discusión por los celos que sentía Dani, que se nos hubiera pasado horas después y al día siguiente hubiéramos estado como siempre, pero no fue así. Xabi si estuvo ahí y yo me quedé congelada al oír la voz de Xabi detrás de mi. Cuando lo oí todo rastro de poder negar las acusaciones de Dani desaparecieron, no era capaz de mentir delante de Xabi. No podía hacer como si nada y decir que las dudas que había tenido sobre Xabi no eran mas que tonterías y que nunca me había planteado ser algo mas que amigos con él. No podía mirar a los ojos a Xabi y decirle eso.
Había mirado a Dani y luego a Xabi, y ahí había llegado mi perdición. Me quedé callada lo que para Dani fue como si hubiera dicho que si. Al fin y al cabo dicen que el que calla otorga, y si no lo había negado según esas palabras salieron por su boca era por algo.
La situación no mejoró cuando Dani empezó a avanzar hacia mi puerta y yo no moví ni un músculo para intentar pararle. ¿Que le iba a decir? Lo único que él había querido escuchar en toda la noche yo me veía incapaz de decirlo con Xabi delante, así que me quedé ahí viendo como se marchaba mientras mi corazón se encogía y las lágrimas empezaban a resbalar por mis mejillas.
La impotencia, el enfado que sentía contra mi, la rabia de sentir lo que sentía, todo eso hacia que no me pudiese mover.
Tenia a Xabi justo detrás de mi y no era capaz de darme la vuelta para enfrentarle. ¿Que le iba a decir? "Siento haberme pasado este mes mareándote, yo lo elegí a él pero por mucho que lo he intentado aun sigues apareciendo en mi cabeza y todavía no tengo claro si eso significa que quiero ser algo mas que tu amiga" ¿Eso le iba a decir? No tenia ningún derecho a entrar y salir de su vida cuando a mi se me antojara y cada vez me parecía que era eso justamente lo que estaba haciendo con él.
- Lo siento - dije dandome la vuelta sin mirarle e intentando salir de esa habitación.
- Vero - me agarró del brazo para que no pudiese huir como pretendía hacerlo - te quiero.
- ¿Que?
- No era así como me hubiera gustado decírtelo, pero quiero que lo sepas. Te quiero Vero.
Todo sucedió muy rápido, tanto que no me dio tiempo a reaccionar. Levanté mi mirada cuando escuché esas dos palabras que habían hecho que mi corazón latiera desenfrenadamente, y ahí estaban esos ojos grises que siempre me miraban con intensidad. No podía creer que esas palabras hubieran salido de su boca, que me las dijese a mi después de todo lo que le había hecho pasar.
No se como pasó exactamente, pero de un segundo a otro nuestros labios se estaban tocando y bailando uno al compás del otro. El beso que tanto había deseado una semana atrás estaba sucediendo, y esta vez Xabi no iba a interrumpirlo, de eso estaba segura.
Ese beso con Xabi no se parecía a ningún otro que habíamos tenido antes. Este expresaba todo lo que sentíamos, el miedo, la alegría, la desesperación, la añoranza... Este beso significaba todo.
Poco a poco nos fuimos separando sabiendo que posiblemente no se volvería a repetir un momento como este entre nosotros, que podía ser nuestro ultimo beso. Y como la semana anterior fue Xabi el que rompió el contacto.
- No lo olvides - dijo acariciando mi mejilla y dándome un corto beso en los labios.
"¿Como lo voy a olvidar? ¿Tu sabes lo que significa esto para mi?" "Ni en un millón de años podría olvidar este momento" eso era lo que quería decirle y sin embargo ninguna palabra fuer pronunciada por mi. Me quedé asintiendo como una tonta mientras sentía el dolor que se hacia cada mas fuerte en mi pecho.
Él seguía allí y yo no podía estar ahí. No sentía justo lo que estaba pasando. Este debería haber sido un recuerdo feliz, un momento bonito, pero no era así para nada. Era amargo, no podía disfrutar como lo debería hacer una persona que quiere a otra porque no sabia si lo quería realmente. Era amargo porque Xabi me había confesado sus sentimientos mas profundos y yo no tenia una respuesta para él. Porque esto no solo implicaba que el sentía por mi , sino que si al final él no era el elegido sufriría mas de lo que yo había pensado.
Estos pensamientos hicieron que nuevas lágrima brotaran de mis ojos. No se merecían esto, ninguno de los deberían pasar por lo que les estaba haciendo pensar. Cualquiera en su lugar me hubiera abandonado a la primera de cambio pero ellos seguían ahí día a día, y eso hacia que me sintiera aun peor. Merecían una respuesta pero ¿cual era la adecuada, la correcta? ¿Habia alguna? Ya había tomado mi decisión una vez y mira como había salido.
Me fui del salón antes de que me derrumbara allí mismo y fuera incapaz de salir de ahí. Respirar me dolía y sentía mi corazón en un puño que cada vez se cerraba mas. Sentía que hacia mucho tiempo que no lo controlaba, era como si mi corazón ya no me perteneciera mas a mi, como si no tuviera yo el poder de elegir.
- ¿Ya se ha ido Dani? - me preguntó mi madre cuando me vio de camino a mi cuarto.
- Si, se ha ido - intenté reprimir las lágrimas que intentaban escapar. No quería que mi madre me viese llorar porque sabia lo que implicaría eso, olvidarme de la tranquilidad y seguridad de mi cuarto y tener una larga charla con mi madre del por qué de mis lágrimas.
Fue difícil ocultarlas ante mi madre y mas sabiendo que las palabras que había dicho posiblemente tenían un mayor significado del que mi madre pensaba. Ni yo sabía si esa despedida de Dani había sido la definitiva.
- ¿Estas bien? - dijo mi madre tocandome la mano.
- Si, solo estoy un poco cansada - sin decir otra palabra me fui a mi habitación.
No me había despedido de los padres de Xabi, ni siquiera de él, pero sabia que mi madre  se disculparía por mi ausencia. Normalmente seria yo la que se disculparía por no poder estar presente durante toda la noche, pero hoy no me sentía con fuerzas para nada mas que para arrastrarme hasta mi habitación.
Me había metido en la cama sin tomarme la molestia de ir a por uno de los pijamas que estaban guardados en el armario, según me había sentado en mi cama me había quitado los zapatos y me había tumbado mirando al techo. Solo cuando empecé a tener frío me moví metiéndome debajo de las sabanas y tapándome completamente como si estas me fueran a aislar de todo lo que estaba fuera de ellas. No sirvió de nada, no me alejaban del mundo exterior como de pequeña pensaba, todo seguía ahí, el mundo seguía avanzando a su ritmo por mucho que yo no quisiera que eso pasase.
Las imagen es de Dani saliendo por la puerta, la discusión y el beso con Xabi, y mas aun sus palabras habían estado presentes toda la noche torturandome, haciéndome ver que esto el sufrimiento, el dolor me lo había ganado yo solita sin la ayuda de nadie. Eso era una de las peores cosas, sabia que yo tenia la culpa yo y solo yo. No podía culpar a nadie, ni a Dani ni a Xabi, yo había sido la que no me había decidido, la que estuvo mareándoles... Sentía esa necesidad de culpar a alguien, no porque tuvieran la culpa realmente sino por sentir que no todo era por mi. ¿Sabeis cuando de pequeños nadie se ponía de acuerdo por quien había sido el que había roto una figurita? Nadie quería decir quien había sido y era una continua batalla de acusaciones en contra del otro. Bien, pues esa necesidad de culpar a otra lo sentía aunque sabia que yo había sido la que había roto la figurita.
Pasé toda la mañana intentando borrar todo lo que había sucedido la noche anterior pero había sido en vano, parecía que lo tenia grabado a fuego, que tenia una especia de caja indestructible que lo protegía y evitaba que muriera como un recuerdo mas. Cada vez que cerraba los ojos intentando despejar mi mente de cualquier cosa esas imagenes venían, si veía algo que me recordara a ellos los recuerdos también lo hacían. No había forma posible de estar en paz, de librarme de esa tortura y mi cabeza cada vez tenia mas posibilidades de explotar.

***

Me había pasado todo el fin de semana en casa. Salir con los chicos, aunque me parecía una idea tentadora para lograr mi objetivo de despejar mi mente, suponía un gran riesgo de encontrarme con mi problema en vez de encontrar una solución para mis males. Estar con mis amigos también implicaba que seguramente con ellos estarían Xabi o Dani, y para mayor catástrofe podrían estar los dos. Así que quedarse en casa era un buen remedio para evitar que eso pasara.
La parte mala era que esto mis dos mejores amigos no lo iban a dejar pasar por alto. Ellos sabían que a mi no me molestaba quedarme en casa, es mas era bastante casera, pero puede que porque estuve totalmente incomunicada esos días o porque simplemente les pareció extraño, el domingo los tenia llamando a mi puerta.
Si, sonaba precioso que tus dos mejores amigos se preocupara y vinieran a visitarte para saber como estabas. Pues no, era completamente lo contrario. Si, puede que sea bonito y no digo que no, pero no cuando se trata de Alex y Mireya. Uno solo ya era bastante por lo que pasar, con los dos ahí me iban a someter al tercer grado. Iba a ser torturada hasta que no pudiera mas y sacara todo lo que llevaba dentro. Dispararían preguntas y mas preguntas, y yo tenia todas las papeletas para salir herida de ahí. Solo esperaba sostenerme a mi misma cuando acabaran.
- ¿Que ha pasado? - me preguntó mi mejor amiga entrando en mi habitación sin ni siquiera molestarse en llamar a la puerta. Detrás de ella apareció Alex, por lo menos él parecía un poco mas calmado.
- Hola ¿eh? - Mireya había entrado tan directa y tan lanzada a preguntar lo que quería saber que ni se había molestado en saludarme.
- Hola ¿que ha pasado?
- Nada
- ¿En serio? Vale, voy a hacer como si me lo hubiese creído. - dijo sarcásticamente  Mireya - Algo ha tenido que pasar. No me creo que haya sido una coincidencia que justo este sábado ninguno de los tres hayáis salido. Así que dime que pasó.
- ¿Que tres? - si, les iba a costar hasta la ultima gota de sudor sacarme lo que sabia. No es que no quisiera contárselo, es que el simple hecho de recordarlo dolía lo suficiente para que me echara para atrás.
- Venga Vero, te conozco. Se que sabes perfectamente de quienes te estoy hablando.
- Dani y Xabi tampoco han salido este sábado. Pensamos que algo ha tenido que ocurrir para que justo los tres os hayáis quedado en casa. Vero, solo queremos ayudarte, somos tus mejores amigos, puedes confiar en nosotros. - dijo Alex pasando su brazo por mis hombros y atrayéndome hacia el en una especie de abrazo.
- Dani y yo ya no estamos juntos, me dejó el día de la cena. - empecé a llorar al recordar como había pasado.
Me había sentido tan segura con las palabras de Alex que lo había soltado todo. Alex era como el salvavidas al que agarrarse cuando te estabas hundiendo, sus palabras eran capaces de derrumbar todas las barreras que tuvieras levantadas y desarmarte en un segundo. Lo bueno de él era que por muy mal que lo estuviera pasando nunca había visto lastima en sus ojos cuando me miraba, no sentía lastima por mi, él estaba siempre ahí y hacia que la sonrisa aun en los peores momentos fuera posible.
Noté la mirada envenenada que le había enviado Alex a Mireya por su poco tacto. No, no le estaba mirando, pero los conocía lo suficiente para verlos sin ver.
En realidad Mireya no era cruel con sus palabras, puede que un poco directa si, y a veces no se daba cuenta de lo que eso suponía, pero nunca lo hacia con mala intención. Es mas, lo hacia por mi bien. Muchas veces si ella no me metía caña y me decía como estaban las cosas yo no era capaz de sacar nada de lo que tenia dentro. Mireya era como un billete directo a la realidad, ella me hacia ver lo que pasaba y las posibilidades que tenia.
- ¿Que? ¿Estas bien Vero? - me preguntó Alex
- No, pero no puedo volver a atrás - dije riéndome por mi respuesta. Era tan absurdo lo que estaba pasando que solo me quedaba reírme para no derrumbarme mas de lo que ya lo había hecho.
- ¿Pero como pasó? - me preguntó esta vez mas calmada Mireya sentándose en mi cama justo enfrente de mi.
- Ni siquiera lo se. Dani se estaba comportando muy raro durante la cena, parecía que quería poner a Xabi celoso o algo por el estilo, así que cuando acabó la cena nos fuimos al salón para hablar un rato. No hablamos, fue llegar allí y ponernos a discutir sobre Xabi. Yo le pregunté que a que venia esa actitud y el me saltó con que si me gustaba Xabi y que seguramente si no estaría con él me hubiera ido con Xabi hace tiempo. Y esto empeoró cuando apareció Xabi.
- Pero no pasó nada ¿no? Quiero decir entre ellos - se explicó Alex
- No, Dani al ver que no contestaba se fue. Yo no quería que esto acabara así, yo ya había elegido y ¿para que?
- Se que es difícil Vero, pero tienes que pensar a quien quieres de verdad, a quien pertenece tu corazón - me dijo Mireya agarrando mi mano - Tienes que ser fuerte y escuchar lo que tu corazón te dice.
- Lo de Xabi tenia que ser algo pasajero, tenia que olvidarlo.
- Vero, todos sabíamos que lo de Xabi no era para nada algo pasajero. Puede que lo fuera cuando estábamos en el pueblo, pero todo cambió cuando se vino a vivir aquí.
- No se tenia que enamorar, él sabia que estaba con Dani.
- ¿Le puedes culpar?
- No
"Porque yo he hecho lo mismo" Todo este tiempo en el que había estado tan preocupada por él, tan pendiente de él, la razón por la que me dolía verle tan lejos de mi... Ahora tenia sentido. Todas las comeduras de cabeza sobre a quien elegir, la razón de que fuera tan duro escoger con quien quería estar es porque en el fondo sabia que lo de Xabi no era algo pasajero como pensaba. Mi cabeza siempre había dicho que no y al mismo tiempo mi corazón gritaba que si, y ahora es cuando me daba cuenta de que todo este tiempo lo había estado silenciando.
- Si - asintieron mis mejores amigos como si siguieran el hilo de mis pensamientos.
- ¿Por eso me insistías tanto en que pensara en lo que sentía? - le pregunté a Alex
- Si, te conozco. Se que a veces puedes ser tan cabezota que serias capaz de negarte tus propios sentimientos y creo que debes ser justa contigo misma. No hacer las cosas por lo que pienses que pensaremos los demás, hazlo por ti.
- Si, solo queríamos que fueras consciente de lo que eramos conscientes los demás - agregó Mireya.
- ¿Como que los demás? - pregunté asustada
- Puede que tu no te dieras cuenta de como actuabas con Xabi o como lo mirabas, pero desde fuera se notaba que ahí no había una simple amistad. Ni siquiera tratas a Alex como lo haces con Xabi - me explicó Mireya.

Querido diario:
Puede que al final la charla con Mireya y Alex no haya estado tan mal, es verdad que he tenido que recordar cosas que no me apetecía tener presentes, pero ha merecido la pena.
También he descubiertos sentimientos que no tenia y por fin siento que soy totalmente sincera conmigo misma, siento que ya se lo que siento o por lo menos soy consciente de todos los sentimientos que se arremolinan en mi. Claro que encontrar nuevos sentimientos supone que me replantee todo otra vez, esta vez desde otra perspectiva.

Entradas populares de este blog

Capitulo 13 - ¿Qué he hecho?

Capitulo 6 - Algo sencillo

Capitulo 12 - Nuevos sentimientos