Capitulo 20 - Vacaciones de Navidad

El día con Dani había sido perfecto, volver a estar tan bien con él era como un sueño hecho realidad. La verdad es que al principio no había estado muy receptiva, sobre todo por el tema Xabi, tenia miedo de que en cualquier momento me sacara el tema, pero por suerte no fue así. El único tema que salió a relucir solo nos incluía a nosotros dos y a nadie mas. Con respecto a Xabi me parecía que Dani no le daba mucha importancia lo que me alegraba enormemente, era algo pasado y ahora yo estaba con él así que ¿de que preocuparse?
- ¿Has pensado hacer algo estas vacaciones?
- No, me quedaré aquí como siempre - dije encogiendome de hombros - ¿tu vas a ir a algún lado?
- Bueno... mis padres han dicho de ir a pasar las vacaciones en casa de mis tíos
- ¿En casa de tus tíos? Pensé que os reuníais con ellos todos los años en tu casa
- No esos tíos, mis padres quieren ir a Burgos, hay vive la hermana de mi padre y como hace mucho que no la ven han decidido pasar ahí las Navidades.
- Así que no estarás ...
- No, pero voy a convencerles para que por lo menos pasemos la noche vieja aquí,  así podríamos vernos.
Si os digo la verdad no me hacia mucha gracia que Dani se fuera ahora que volvíamos a estar juntos ¿nos teníamos que separa? Parecía una broma del destino y por cierto una muy mala.
No es que me gustaran las vacaciones especialmente y menos si no tenia gente con la que salir y que Dani no pasara aquí las Navidades suponía mas tiempo libre sin nada que hacer.
Esa era una de las cosas que me molestaban,  en vacaciones todo el mundo se iba si no era de viaje era a visitar a sus familiares, pero por lo menos cambiaban de aires,  sin embargo yo siempre me quedaba aquí sin nada que hacer y nadie con quien salir, vamos dos semanas de intenso aburrimiento.


***

Último día de clases antes de las vacaciones de Navidad. ¿En que se convierten las clases? En un chiste. Si lo veías desde fuera puede que resultara gracioso, pero estar ahí en ese momento viviéndolo podía llegar a dar miedo.
Papeles volando, gente hablando o mejor dicho gritando, la profesora golpeando la mesa con el borrado de la pizarra para intentar conseguir algo de orden y solo obteniendo que una humarada de polvo de tiza se extienda por toda la clase... la revolución total. Lo único que hace que esa tortura cese es el sonido del timbre que aunque hace que mi cabeza parezca estallar se lleva consigo los gritos de la gente dejando el aula en absoluto silencio.
-Me voy me voy me voy... - canturreó Lucia
- ¿A donde vas?
- A Grecia
- ¿A Grecia? - casi grité.
- Si - dijo sonriendo Lucia
- ¿Por que te vas a Grecia en Navidad? ¿Tienes familia ahí? - le preguntó Dani
- No lo creo. Ya sabes mis padres no son muy religiosos, así que prefieren viajar cuando tienen la oportunidad.
- Es raro - dijo Ana.
- No tanto, yo nunca he celebrado la Navidad, así que esto es algo normal para mi, simplemente no hacemos nada especial, son unas vacaciones mas - dijo encogiendose de hombros.
- Especial o no por lo menos te vas de vacaciones - murmuré.
Todo el mundo parecía que iba a tener unas vacaciones geniales menos yo, mis amigos hablaban de donde iban a ir, que planes tenían... y yo ni siquiera podía darles un poquito de envidia con lo que iba a hacer.
La que me daba mas envidia sin duda era Lucia. Yo siempre había querido ir a Grecia, había algo en su cultura, en su historia que me había llamado la atención desde que había hecho un trabajo sobre Grecia en sexto de primaria, pero sabia que para que esa ilusión se hiciera realidad faltaba mucho. Lucia en cambio estaba a un par de días para volar hasta su destino.
Por suerte para mi el timbre sonó invitándome a que entrara a clase para terminar el resto del día y así empezar mis divertidas vacaciones.
En un principio pensé que ir a clase me distraería de pensar en como iban a ser mi Navidades y como iban a ser las del resto. Lo se, las comparaciones son odiosas pero cuando me tocaba la clase de filosofía era difícil no vagar en mis pensamientos. Me deprimía pensar en que estaría encerrada en casa o que tenería que salir con mis padres si quería salir a la calle porque mis amigos estarían lejos disfrutando de unas buenas vacaciones.
Ninguno se quedaba: mi novio se iba a Burgos mi mejor amiga se iba al pueblo, suponía que Xabi también iría allí aunque si era sincera no le había preguntado a donde iba a ir y tampoco le había oído hacer ningún comentario al respecto, mi mejor amigo se iba a Valencia con su familia, Lucia se iba a Grecia y los demás tanto de lo mismo.
Tendría que lidiar con unas vacaciones algo solitarias.

***

24 de Diciembre. Día de Noche buena.
Todavía no echaba de menos a mis amigos tal vez porque no había tenido mucho tiempo para pensar en ello.
Acabábamos de poner el árbol en el salón y el Belén en la entrada de casa. Si, era algo tarde para ponerlo, pero la tradición en mi familia era ponerlo todos juntos y para eso habíamos tenido que esperar hasta que la última pieza de nuestra pequeña familia viniera.
Mi madre ya estaba preparando parte de la cena que comeríamos esa noche. Me gustaban estas fechas porque todo parecía estar mas calmado, esceptuando esos momentos en los que mi madre se ponía como loca cuando mi hermano o yo desordenábamos algo que ella previamente había ordenado, el día se pasaba lento haciendo mil cosas para intentar que la noche fuese lo mas especial posible.
Solo que hoy se me estaba mas largo de lo que me gustaría y había una razón de peso para que eso fuese así, mi padre volvía después de un viaje bastante largo.
Normalmente no paraba mucho por casa por eso me alegraba enormemente de que pudiera pasar estas dos semanas con nosotros.
Miraba y miraba el reloj pero este parecía que se había estropeado, por mucho que me fijase no notaba que las agujas se moviesen. El segundero parecía remolonear y burlarse de mí a la gira de moverse a la izquierda y sentía que el minutero no se movía desde hacia tiempo.
Las cuatro. Esa era la hora que debía marcar pero en cambio las agujas apuntaban a las tres y media. Nunca una media hora se me había hecho tan sumamente larga. El cuco que anunciaba que la hora había llegado y al cual normalmente quería estrangular hoy no aparecía por ningún lado. Ya me estaba empezando a plantear que el mecanismo del reloj lo hubiera apresado para hacerme sufrir mas de lo que ya lo estaba haciendo.
Estaba ansiosa por verle, era mi padre,lo había visto mil veces y alguna mas también pero aun así tenia ganas de oír ese sonido tan peculiar que hacían sus llaves cuando las sacaba del bolsillo de su pantalón y chocaban unas contra otras porque cuando las oyera significaría que solo quedaban unos segundos para que pudiera volver a ver a mi padre.
Unos minutos después pude oír como las llaves tintineaban mientras mi padre introducía la llave en la cerradura. Casi no esperé a que mi padre pudiese abrir la puerta, corrí con todas mis fuerzas para saltar a los brazos de mi padre.
- ¡Papá! - dije abrazándole
- Mi pequeña Vero - estaba aguantando las ganas de llorar, no sabía por que me ponía así, me sentía vulnerable en ese momento hasta el punto de sentir que mi cuerpo temblaba - ¿estas bien?
- Si - dije quitando cualquier posible rastro de lágrimas - mamá está en la cocina y Ander estará en su habitación como siempre.
- Cuanto has crecido - murmuró mi padre.
- No ha pasado tanto tiempo desde la última vez que me viste.
- No solo se puede crecer de una manera Vero - me dio un beso en la cabeza y se metió en la cocina en busca de mí madre.
¿A que se refería mi padre con lo de que no solo se podía madurar de una manera? ¿Era posible que todo por lo que había tenido que pasar me hubiera pasado factura?
Claro que había tenido que madurar y mas después de todos los enredos que habían pasado este verano, y bueno... los que habían venido después de él también.

***

Al final las vacaciones de Navidad no estaban resultando tan aburridas. Estaba bien sentir otra vez a la familia unida al fin y al cabo ese era el objetivo de estas fechas ¿no? Estar en familia, dar las gracias por lo que tenemos y compartir todo lo que podamos dar y eso era exactamente lo que estaba haciendo, dar las gracias por tener la familia que tenía y desear que siguiera así por mucho tiempo mas.
Las cenas pasaban entre risas, historias de nuestra infancia que aunque las teníamos escuchadas cientos de veces seguían sacándonos una sonrisa. No había nada que arruinara esos momentos, no había discusiones, ni tensiones, ni siquiera entre mi hermano y yo, cosa que pocas veces sucedía. Era todo paz y tranquilidad.
Los días siguientes a Navidad eran mas simples, no había tanta celebración ni grandes cenas de tres platos pero seguíamos disfrutando de la compañía de los otros, estábamos en familia.
Aprovechábamos el frío que hacia en la calle para quedarnos en casa viendo una película o jugando a cualquier juego de mesa que estuviera abandonado en una de las estanterías de mi cuarto.
- ¡Esto no es justo! - se quejó mi hermano por tercera vez en un minuto. Que le vamos a hacer el pobre no sabia perder.
- Aprende vocabulario, enano - dije con una sonrisa mientras anotaba los puntos que acababa de conseguir.
Mis padres, mi hermano y yo estábamos jugando al scrabble, estaba enganchada a ese juego desde que me lo regalaron hacia ya dos años, y ahora ya se podría llamar adicción al juego.
La injusticia de la que se quejaba mi hermano era que al ser el mas pequeño no sabia tantas palabras como nosotros y por lo tanto perdía. Era verdad, pero al igual que el yo no sabia tantas palabras como mis padres podían conocer, por lo que todos estábamos en desventaja. Además, se podía haber negado a jugar y haber propuesto otro juego mas a su altura como el monopoli, pero no lo hizo por lo que ahora se tenia que aguantar como un campeón y esperar a que terminarse la partida sabiendo que no podía hacer nada para no perder.
- Vero tu hermano es mas pequeño - dijo mi madre.
- ¿Y? Eso no es una disculpa, debería saber las suficientes palabras como para poder jugar, tiene once años... creo que ya va siendo hora.
- Tu te callas - dijo mi hermano haciéndome muecas con la cara - se mas palabras que tu.
- Poco lo demuestras - dije con burla.
- ¿Sabes Vero? El otro día me encontré con ese amigo tuyo, el amigo del pueblo de Mireya. - mi madre soltó esa bomba informativa para captar mi atención y para que mi hermano y yo dejásemos de discutir. Todo hay que decirlo, lo consiguió.
- ¿Quien? ¿Xabi? - pregunté extrañada.
- Si, ese
- ¿Estas segura? Porque yo creo que se iba al pueblo a pasar las Navidades.
- Si, era Xabi. Me saludó y todo, es un chico muy majo, por cierto me preguntó por ti.
- Espera... ¿ el otro día cuando es?
- Pues hace un par de días, el día después de Navidad.
- Am...
Era raro, juraría que Xabi también se iba a pasar sus vacaciones fuera, pero al parecer estaba equivocada o bueno podría haber venido de su pueblo justo el día anterior. La buena noticia era que ahora tendría alguien con quien salir.

***

- ¡Hey Vero!
Busqué de donde venia la voz que me llamaba y la encontré unos metros delante de mi. Ahí estaba Xabi con una sonrisa en su cara mientras se acercaba para saludarme. Inmediatamente según le vi corrí hacía él.
Entenderme, me gustaba estar con mis padres, pero los amigos eran los amigos.
¿Como había empezado todo esto? Justo después de que mi madre me dijese que había visto a Xabi y que le había preguntado por mí me decidí a llamarle, y el resultado había sido este.
- ¡Xabi! - dije abrazándome a él.
- Si que me has echado de menos - dijo riéndose en mi oído.
Uff... Ya se me había olvidado como era su risa, como me contagiaba su alegría a través de ella y me hacía reír. Nunca me podría cansar de oírle reír, no me parecía posible.
- No te pases - dije golpeándolo en el hombro mientras me reía.
- Esta bien, esta bien - dijo levantando sus manos en señal de rendición - ¿que tal están yendo tus vacaciones?
- Bien, muy familiares ¿que hay de ti? Pensé que estarías en el pueblo pasando las Navidades.
- No, este año mis padres han decidido quedarnos aquí así que ... - terminó encogiendose de hombro
- Aquí estas
- Aquí estoy - sonrió ante mi respuesta.

Querido diario:
Las vacaciones están resultando mucho mejores de lo que había pensado. Hace una semana me quejaba porque no pasaba tanto tiempo con mi familia como quisiera y por fin he tenido tiempo para disfrutar de todos ellos. Hemos vuelto a ser una familia entera y estoy feliz por ello.
Ah por cierto al parecer ya no soy la única que va a pasar las vacaciones aquí, Xabi también esta y me alegro de que sea así. Ahora podré quedar con él siempre que me sienta sola o necesite sentirme como una adolescente normal.

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